Este tipo de masajes influye en el flujo sanguíneo y linfático de la zona donde se aplica y mejora la circulación general.
Como su propio nombre índica el masaje circulatorio consiste básicamente en activar lo que conocemos como el riego sanguíneo así como linfático y con ello mejorar el llamado intercambio celular. Esto es debido a que conseguimos mover los líquidos corporales y con ello que los nutrientes consigan llegar a las células y debidamente por otra parte las toxinas lleguen a los órganos así como ganglios que se encargan de eliminarlas.
Como se anota, dicho método consiste en la movilización de los nombrados líquidos corporales, actuando pues sobre los vasos sanguíneos y linfáticos y por tanto de forma indirecta a nivel nervioso. Todo este proceso mejorará la forma de distribución sanguínea desde nuestros órganos internos dirección a los músculos y la piel. Atención a este proceso, pues se producirá un aumento de la temperatura corporal consiguiendo otros efectos tales como una buena prevención en lesiones de tipo circulatorio.
En este tipo de masaje vamos a encontrarnos con factores tales como diversos tipos de circulación ya sea a nivel arterial, linfática o venosa, pero nos vamos a centrar especialmente en las posibles indicaciones y contraindicaciones que podemos encontrar en este tipo de masaje, que al fin y al cabo es lo que nos interesa aprender o al menos tener en cuenta.
Dicho tipo de masaje está indicado para: migrañas, cefaleas, contracturas, celulitis, obesidad, retención de líquidos, cansancio, enfermedades de tipo reumático, lesiones de tipo muscular, etc…
Y por tanto está contraindicado para: trombosis, flebitis, varices especialmente pronunciadas, lesiones en la parte que vayamos a tratar, problemas en la piel, ganglios con inflamación, debilidad muscular, etc.
Llevar a cabo un masaje circulatorio es muy bueno para el cuerpo, ya se han visto los grandes beneficios que aporta a la circulación sanguínea así como para otros aspectos.